Desde un balcón adornado de flores conocidas y desconocidas; desde ahí
estaban formados los ángeles divididos en tres legiones de sesenta y tres,
siete de cada especie. Lo son de cabellos largos, ondulados, de pelo largo,
corto, sin pelo, blancos, morenos.
Entonces salían, a una orden dada, salían y eran como si se
transformaran en luces y descendían a la tierra, en diferentes partes del
mundo, a veces solos, a veces más luces juntas. Era como una lluvia de luces.
Cada ángel con su misión, con algo que realizar. Cada uno pasara por una
crisis de identidad, no sabrá quien es o no lo creerá, una crisis no mayor a
siete años, hasta que reciban testimonio de su naturaleza, sólo en su momento
no antes no después. Se les reconocerá por la mirada y por su Fe al hablar.
Y así, cuando los tiempos difíciles estén, el mundo estará poblado de
guardianes, porque Dios ama a los hombres y no permitirá que nada les pase a
sus hijos y por ello manda a sus guerreros más fuertes.
Extracto. Crónicas de la luna Luna Sadhaka
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